Asesinato en el Hotel Sierra Gorda.

Gerardo Farell
11 min readApr 18, 2023

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Eran las siete y cuarto del lunes 31 de marzo de 1947 y el periodista y empresario Vicente Villasana, dueño del periódico El Mundo: Diario de la mañana, se encontraban durmiendo en la habitación 208 del hotel Sierra Gorda, en Ciudad Victoria, Tamaulipas, junto con la maestra de primaria Hortensia de la Torre, cuando alguien llamó a la puerta del cuarto despertando al periodista.

—¿Quién es?—preguntó Villasana, acostado en su cama.
—Toallas.— respondieron desde afuera.
—No las necesitamos, deje dormir.—dijo Villasana y él y Hortensia se volvieron a dormir.

Villasana se encontraba en la capital del estado porque la Junta Central de Conciliación y Arbitraje lo citó para poner fin a la huelga que afectó a Mundo.

Llegó ese mismo día junto con el licenciado Juvenal Castro, que lo asesoraba en ese asunto, y la maestra Hortensia. Fueron a comer al restaurante Florida, donde Villasana se sintió fatigado por el viaje y se regresó a su cuarto en el Hotel Sierra Gorda, junto con su acompañante.

Un rato después, Hortensia despertó y vió a un hombre alto y gordo que no reconoció. El hombre tenía una pistola calibre 45 desenfundada, apuntándole a la cabeza de un Villasana despierto.

—Aquí está Osuna.— dijo el hombre y jaló el gatillo.

La bala impactó en el oído derecho y salió en el ojo izquierdo, matando al instante al periodista, según lo declarado por los médicos legistas a El Mundo.

El asesino era el Jefe de la policía estatal de Tamaulipas, Julio R. Osuna, el cual tenía varias razones para matar a Villasana. El periodista había publicado varias notas en El Mundo, atacando a Osuna cuando era comandante de la policía municipal de Tampico. Otra razón es la que plantea el periodista e historiador Carlos Moncada, en su libro Periodistas Asesinados y que también menciona el periodista Alfonso de Los Reyes Villarreal en un texto titulado “Villasana estaba con su amante desnudos; lo mató él jefe de policía”, donde mencionan que Osuna fue antes del suceso a la boda de un amigo, Benjamín Peña, en la Calle Cristóbal Colón a unos metros del hotel, que era Secretario del Trabajo estatal, donde bebió junto con el Gobernador del estado, Hugo Pedro González y el Secretario de Gobernación, Tristán Canales. Ahí, presuntamente, le "calentaron la cabeza" y fue al hotel a matar al periodista.

Llegó al Sierra Gorda, pidió la llave maestra del hotel al elevadorista, subió al cuarto 208 y mató a Vicente Villasana. Pese a que no hay pruebas donde relacionan al gobernador Gonzalez con la muerte de Villasana, todo esos sucesos desencadenaron en la desaparición de poderes en el estado y el fin de la carrera política de Hugo Pedro González y del portesgilismo.

Un “símbolo de la libertad de prensa” con sospechas de ser nazi y falangista

La historia de Vicente Villasana está llena de claroscuros. Nació el 5 de febrero de 1887 en Santiago de Querétaro, Querétaro. Se casó con Guadalupe López de Villasana. Tuvo sus primeros inicios periodísticos en la revista El Telégrafo en la Ciudad de México, donde fue su director fundador. Después se mudó a Tampico, Tamaulipas, donde el 24 de junio de 1921 fundó el Mundo: Diario de la Mañana, periódico que se volvería un ícono en la ciudad portuaria. Otros de los medios que llegó a fundar fue el primer rotativo Queretano llamado El Sol, diario de la mañana, que solo duró un año en circulación, así como el Heraldo de San Luis Potosí, periódico que sigue en circulación y la familia Villasana lo sigue manejando.

Con el El Mundo tuvo una postura de golpeteo hacia el gobierno, ya sea el estatal o federal. Era opositor de la expropiación petrolera de 1938 impulsada por el presidente Lázaro Cárdenas, señalando en varios textos y artículos que las empresas petroleras serían devueltas a sus dueños originales.

También tenía una postura opositora hacia el gobierno del expresidente y exgobernador de Tamaulipas, Emilio Portes Gil, así como los gobernadores que impuso en el llamado portesgilismo, que era un movimiento afín al expresidente mexicano, conformado en su mayoría por militantes del Partido Socialista Fronterizo fundado por el mismo Portes Gil.

En noviembre de 1946, en un evento del PSF, el expresidente y ex gobernador señaló a Villasana como un periodista “venal, chantajista y fullero” y que su grupo les hace a ellos “lo que el viento a Juárez”.

“Es tan cínico y despreciable este señor Villasana, que no se ruboriza al hacerse pasar como campeón de la democracia, cuando son públicas y notorias las complicidades que tuvo con las naciones del Eje, a las que sirvió sin recato, con perjuicio de los intereses de la patria.”

Según un informe sobre los trabajadores de El Mundo realizado por “El Agente” de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), con fecha del 28 de septiembre de 1954, Vicente Villasana utilizaba su medio para extorsionar a los pobladores y empresarios de Tampico.

El informe menciona que solo hubo un empresario árabe, José Pedro Appedole, que declaró que Villasana le pidió 10 mil pesos para cesar los ataques que Villasana había hecho en su contra, ya que El Mundo le acusaba de quemar sus negocios a propósito para cobrar el seguro.

Otra cosa que señala el informe es el amasamiento de la fortuna “de la noche a la mañana” de Villasana, ya que según el informe, es imposible que de su periódico haya salido ese dinero.

“Se dice que un día por el año 1940 antes de la guerra, compró maquinaria nueva para su periódico, habiendo corrido el rumor de que se la había regalado Hitler.”

Sin embargo, en páginas del mismo periódico se publicó el 24 de septiembre de 1939 que se compró una imprenta nueva marca Goss, traída desde la fábrica en Chicago, Illinois.

En 1940, Villasana adquirió varios predios, uno sería conocido como el Edificio Villasana, que sería el primer conjunto habitacional del puerto.

Según el informe de la DFS, una de las explicaciones de dicha fortuna es la de que, en 1942, los alemanes que vivían en el puerto le dejaron todo su dinero y todas sus propiedades a Vicente Villasana antes de que los mandaran a la estación migratoria de Perote, Veracruz, como parte de la política de protección del Estado Mexicano. Aunque el mismo Villasana dijo que, terminando la guerra, les devolvió el dinero y bienes “sin haber recibido algo a cambio".

No solo el gobierno mexicano lo señalaba o sospechaba que Villasana llegó a ser nazi o por lo menos germanofílico, el gobierno de los Estados Unidos lo tenía registrado a él y a su medio como “ProGerman-Mexican publication under german pressure”(Publicación mexicana pro alemana bajo presión alemana), según viene en los informes desclasificados de la OSS, predecesora de la CIA, sobre actividad alemana y fondos dados por los nazis a sus actividades alrededor del mundo.

El periodista Alfonso de los Reyes Villarreal menciona en su libro “Historia de dos crímenes”, la relación de Villasana con el Fascismo y nazismo. Villarreal señala que el exgobernador de Tamaulipas, Hugo Pedro González, escribió en su libro de memorias Portesgilismo y Alemanismo en Tamaulipas, que había sido un “furibundo germanófilo” y que no tenía muchas simpatías entre los colegas periodistas de Villasana.

Entre el gobernador y Villasana había una rivalidad y golpeteo constante. El periodista acusó al hermano de Hugo Perdo Gonzalez de defender a un narcotraficante y de que el gobernador estaba involucrado, sin muchas pruebas, según lo dice el mismo González.

Añade Villarreal que Hugo Pedro González señaló que Villasana también perteneció a la falange española. Le dedicó planas completas a cubrir al gobierno español así como a reportajes especiales, uno de ellos trató sobre la Virgen de Covadonga y el mito de Don Pelayo, figuras que según el historiador y novelista Juan Eslava Galán, fueron “mitos creados por el franquismo”. Uno de los textos publicados en El Mundo se tituló: “Caudillo y líder de un pueblo que hizo libre: Don Pelayo.”, en un paralelismo a la figura de Caudillo que tuvo Francisco Franco en la Guerra Civil Española.

A principios de la guerra, la línea editorial del medio tuvo una notoria tendencia a apoyar a las naciones del Eje. Ese apoyo hacia la Alemania nazi se notó en diversas notas y editoriales publicadas en su periódico, donde se apoyaba a Hitler y el nazismo. Uno de esos textos, firmados como “Especial para El Mundo”y publicado en septiembre de 1939, fue el titulado “Hitler medita en Bayreuth el destino de Polonia”, que es una crónica de los viajes de Hitler a la ciudad Bávara para reflexionar.

Pese a que le llamaban constantemente dictador en el texto, en este también lo halagaban, ya que lo mostraban como una persona sencilla, que paseaba desde temprano en su jardín en su propia casa y convivía con Winifred Wagner, viuda del músico y compositor Siegfried Wagner, también hijo de Richard Wagner, que Hitler era un ferviente fanático de su música.

En el periódico también se llegaron a publicar algunos anuncios de la farmacéutica Bayer, así como textos del periodista y ensayista Rubén Salazar Mallen y del exdiputado Juan Zubarán Capmany, señalados en el informe “Los Nazis en México” como plumas compradas por el nazismo. Eran anticomunistas, con artículos atacando a la declaración de guerra hecha por la CTM hacia la alemania nazi por la invasión a Polonia; pero también tomaron una postura “antialiada” al criticar a Reino Unido y Francia por no aceptar la propuesta de paz que hizo Hitler poco después de la toma de Varsovia, el 29 de septiembre.

El apoyo hacia la alemania nazi fue tal que el jefe militar de la zona, el general Francisco L. Urquizo, le llamó la atención a Villasana para no “llegar a favorecer a los enemigos de América y de México.”, según el informe de la DFS sobre las actividades del periódico El Mundo.

Otro general que lo intentó controlar fue el general Anacleto Guerra , sin embargo, terminaron haciéndose amigos. Según el exgobernador González, mencionado en su libro, el mismo general Anacleto Guerra se le acercó a él y le dijo que dándole dinero a Villasana, ya no habrán “críticas y ataques” a su gobierno. Dichas declaraciones fueron desafiadas por el mismo Villasana y pidió que el gobernador probara esas declaraciones.

Perteneció al Partido Acción Nacional (PAN), por el cual buscaría un escaño en el senado en 1946, pero perdió contra el exgobernador de Tamaulipas, Magdaleno Aguilar Castillo, a lo que Villasana acusó de “fraude”. Días después de la muerte de Villasana, se publicaría en El Mundo la protesta del PAN y declararía que “a Villasana lo mató la barbarie sectaria enquistada en el cacicazgo criminal”.

Una semana turbulenta.

Después de ser asesinado por el comandante Osuna, el cuerpo de Villasana fue trasladado al Hospital Civil de Ciudad Victoria, donde horas después se presentó Osuna y dos agentes de la policía estatal para cerciorarse que si había asesinado al periodista. Antes de eso, el policía fue a ver al gobernador Hugo Pedro González, que se encontraba con su médico, el Dr. Carlos Canales, el cual atestiguó cómo Osuna le contó al gobernador lo que había pasado y el gobernador no lo detuvo. Se retiró y se escondió en el rancho La Diana.

Un día después, las protestas y llamados a la justicia se hicieron presentes, en particular en El Mundo, Diario de la mañana. Se culpó al portesgilismo en la edición del primero de abril de 1947 y en la edición del 2 de abril, se sugería la desaparición de poderes. Empresas y radiodifusoras de Tamaulipas, así como grupos de editores le dedicaron esquelas a Villasana, publicadas en El Mundo, así como planas completas donde pedían al presidente Miguel Alemán Valdés la intervención federal.

La respuesta del presidente Alemán fue mandar al jefe de investigaciones de la Procuraduría General de la República, Arnulfo Martínez Lavalle, para encabezar la investigación.

Mientras pasaba eso, ocurrían varias protestas en distintas ciudades de Tamaulipas, así como de la República Mexicana, donde no solo se exigía el esclarecimiento de la muerte de Vicente Villasana, sino también la destitución del gobernador González.

El 2 de abril, autoridades federales detuvieron a Osuna en el Rancho La Diana. En las primeras declaraciónes que hizo el que fue comandante de policía de Tamaulipas fueron las de justificar el asesinato de Villasana al acusarlo de “nazi-fascista”, que vio en 1942 que el periodista y empresario era “nazista” y que fue un crimen personal, ya que se peleó días antes con un redactor de El Mundo llamado Clemente Medina Narvaez.

Con esas declaraciones, El Mundo respondió:

“¡Pero que tenía que andarse metiendo en estas honduras un imbécil y pobre gendarmón!”

El Mundo no bajaba a Osuna de “felón” o “abyecto” y le respondieron al acusado diciendo que esas declaraciones eran debido a que entre abril y mayo de 1942 se hicieron una serie de textos y notas señalando la corrupción de Julio R. Osuna, cuando era Jefe de la policía de tránsito del puerto de Tampico, Tamaulipas.

Dos días después, El Mundo reportaba que el gobernador iba a pedir licencia, mientras que el Secretario de Gobernación de Tamaulipas, Tristán Canales, se quedó a intentar calmar la situación, al mismo tiempo que las protestas crecían y se hacían más frecuentes en todo el estado.

El 8 de abril, en las páginas de El Mundo se publicaría un texto titulado: “Director de El Mañana denuncia: Grupo en el poder prepararon el asesinado de Villasana y del director de El Mañana”, donde, según las declaraciones de un portesgilista que no da su nombre, se estaba fraguando un plan para asesinar a los directores de El Mundo y de otro periódico, El Mañana. Todo planeado en la casa del secretario del Trabajo del estado, Benjamín Peña.

Aunque dicha conspiración no está confirmada, Osuna aceptaría ese día que el crimen de Villasana si surgió en la cena del cumpleaños de Benjamín Peña.

El juez Pedro Etienne Lafón declaró culpable a Julio R. Osuna, del asesinato del periodista y empresario Vicente Villasana. Lo sentenció a 23 años de cárcel, que serían reducidos a 2 años, gracias a las apelaciones hechas por la defensa de Osuna. Al salir de la cárcel, el entonces exjefe de la policía de Tamaulipas llevó una vida tranquila. Años después moriría junto con su mujer al intentar ganarle el paso a un tren.

Un día después, el 9 de abril, la XL legislatura de la Cámara de Diputados determinaría destituir al gobernador Hugo Pedro González y poner en su lugar al General de División Raúl Gárate como gobernador interino, que tomaría posesión un día después.

Esto significó el fin del portesgilismo en Tamaulipas, así como de la carrera política de Hugo Pedro González, aunque siguió en cargos medianos en el gobierno de Miguel Alemán. González señaló en sus memorias que nunca fue procesado y que todo fue una conspiración del presidente Alemán en contra de él y del portesgilismo. Defendió hasta el final a Osuna, diciendo que fue por “cuestiones sentimentales”, pero sin profundizar en dichas declaraciones.

El Mundo seguiría en circulación con varios directores, como Federico de la Colina o Carlos Loret de Mola Mediz (abuelo de el conductor y periodista Carlos Loret de Mola), así como el argentino Mauricio Bercum, vice-cónsul de Argentina en Tampico, que sería el Gerente General del diario y se casaría con la viuda de Villasana, Guadalupe López. Duró dirigiendo el periódico hasta 1969, donde una huelga de trabajadores lo obligarían a renunciar.

El Mundo: Diario de la Mañana tuvo su última huelga en enero de 2004 y cerraría sus puertas para siempre.

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